Tiempo Atrás

Muchos años han pasado. Tantos que tengo miedo de contarlos. Tengo miedo de volver la vista atrás. Tengo miedo de rememorar todos aquellos retazos de mi vida pasada y sentir que están vacíos, que no tuvieron sentido.
Sin embargo, no me da miedo viajar un poco más allá. Retroceder un poco más en el tiempo. Por eso estoy aquí. En el lugar donde pasé mi infancia. Una infancia feliz y llena que no temo recordar. Al fin y al cabo esos recuerdos son los que me sustentan cada día.
Veo la casa en pie y entro. Está tan y como la recuerdo, excepto por la capa de polvo que lo cubre todo. La chimenea tiene brasas que se apagaron hace mucho y los sofás siguen en la misma posición junto al fuego. En la mesa hay un jarrón con flores marchitas que milagrosamente siguen allí, aunque estoy segura de que si las toco se evaporarán en el aire.
Subo poco a poco las escaleras. Mis huellas se van marcando en el polvo. Me dirijo directamente a mi antigua habitación. Abro la puerta con lentitud, de repente temerosa de no encontrar nada. Pero era una tontería. Al igual que en el resto de la casa, todo sigue como la última vez que estuve aquí. Incluso mi osito de peluche está sobre la cama, con su sonrisa de siempre.
Mi mente se llena entonces de flashes. Yo con el oso entre mis brazos, la valla, el lago, el día que huía asustada del bosque por sólo una ardilla. Mi primer beso.
Recuerdos de mi infancia que no pienso olvidar nunca.